Cómo armar un dormitorio para niños confortable y que estimule su creatividad

Son esos metros cuadrados en los que cualquiera puede ser científico o cantante de rock, papá o mamá, maestra, doctor, bombero o jinete. Es el lugar donde los niños dan rienda suelta a su imaginación y pueden ser o hacer lo inimaginable, desde volar a Saturno hasta montar un campamento en medio de la selva. Su creatividad es única por una simple razón: no tiene límites. Y sus dormitorios tienen que estar a la altura. Es allí donde (más que nunca desde marzo de 2020) pasan la mayor parte de su tiempo; los espacios donde duermen, juegan y tienen clases virtuales. Sus lugares en el mundo. Pero que sean suyos no significa que necesariamente haya que empapelar las paredes con sus personajes favoritos o llenarlos de colores.

En realidad, las tendencias apuntan hacia cuestiones mucho más simples, como utilizar mobiliario accesible y lograr que los más pequeños de la casa puedan gestionar su orden y su desorden, que cada cosa tenga una utilidad clara para los padres pero sobre todo para los verdaderos dueños de estas habitaciones.

Todo a mano. El perchero, los juguetes, la biblioteca y también la ropa. En los dormitorios infantiles de hoy todo tiene que estar al alcance de sus manos. Nada de llamar a mamá o a papá porque el teclado musical o el libro de cocodrilos están demasiado altos. Hoy, es clave que todos los muebles sean de un tamaño acorde al de los niños. "Una visión cada vez más preponderante es la de darle al niño cada vez más autonomía. Respetar sus dimensiones es una tendencia, así como el valorizar el mobiliario que se compra para ellos", explica la arquitecta Micaela Pita, quien dirige Pipa, una empresa de muebles para niños.

Además del tamaño, también se aconseja que sean accesibles en su manejo. Por ejemplo, que los cajones se deslicen con facilidad, y añadir ruedas o agarraderas a determinados muebles. En línea con esta tendencia, la diseñadora Leticia Achard (directora de Estudio 1601) prefiere decirles no a los baúles.

Para que todo esté al alcance del niño, Pipa desarrolla muebles de madera natural, líneas simples y un tamaño acorde a los pequeños. Recomienda que haya buena luz natural y acompañar el mobiliario con fibras naturales y alguna planta que ayude a renovar el aire y generar relajación visual. 

Lo ideal, dice, es ordenar cada tipo de objeto o juguete en distintos contenedores y que cada cosa tenga su lugar. Por ejemplo, una bandeja para todos los elementos relacionados con la plástica como hojas, lápices y pinturas; otro contenedor para los juegos de caja, uno para los animales de la selva. De esta forma, "los niños aprenden a jugar más ordenados", puntualiza Achard. "Saben dónde va cada cosa. Quieren dibujar y tienen la bandeja con todo lo que necesitan".

Autonomía. Pero la noción de autonomía suele aparecer mucho antes de presentarles un cuarto nuevo y a su medida. De hecho, varios estudios que trabajan este tipo de espacios -no solo dormitorios, también playrooms- apuestan a que el niño participe del diseño. En Pipa, por ejemplo, el primer paso es enviar un cuestionario a los niños con el objetivo de que se sientan parte de los cambios en su habitación. ¿Qué cosas no pueden faltar?, es una de las preguntas fijas. "Es intentar conjugar todas las visiones. Está bueno que se escuche la voz del niño en la medida de lo posible. A qué les gusta jugar, si les gustaría dormir en altura o abajo, si son lectores o tiene una visión muy clara de los colores que les gustan. Hay que entender las cosas que aman", detalla.

Del mismo modo, la interiorista Carolina Cesio dijo no atarse a estilos sino a qué les gusta a los niños para diseñar según su personalidad. Cuando son niños muy chicos, Cesio decodifica el estilo a través de los padres. De todas formas, siempre prefiere conocerlos. "A veces los padres me dicen cómo es y les pregunto si me dejan conocerlo. La visión de lo que ellos quieren es diferente. Empiezan a contarme algunas historias superenriquecedoras, qué les gusta y qué no les gusta", señala. Y agrega: "Me parece interesante saber qué los hace felices, qué los hace vibrar alto para que el cuarto les dé paz y a su vez los motive a estar ahí, a estudiar, descansar bien o jugar".

Cálidos y atemporales. Aunque en general no hay normas en cuanto a colores, materiales y texturas, en los dormitorios infantiles de hoy, la calidez es algo que prácticamente todos los interioristas buscan. Si bien se adapta a las preferencias de cada cliente, Achard se inclina casi siempre por "la versión cálida" de cada color, ya que los tonos pasteles y colores calmos contribuyen a generar una sensación de relajación. Pita coincide: "Si llenás de juguetes pero el marco que rodea es sobrio, con colores tierra o pastel, ya te da una atmósfera en la que si bien hay acentos de color, todo convive".

La arquitecta Inés Berruti, directora de Inestudio, recomienda siempre usar tonos neutros en paredes y muebles, y dejar los toques de color para colchas, almohadones y los propios juguetes. "Primero porque es más fácil cambiarlo a medida que van creciendo y se van aburriendo, y segundo porque al ser un espacio en el que van a pasar muchas horas, los tonos más tranquilos ayudan al descanso y la concentración. Los colores estridentes aburren fácilmente", subraya. Dentro de los materiales, las fibras naturales son sus preferidas. Sisal, mimbre, madera para el equipamiento; lino, lana, algodón para los textiles, tanto en su color natural como teñidos artesanalmente con pigmentos naturales.

Los interioristas también hablan de atemporalidad, es decir, dormitorios que no tengan que transformarse en un 100% a medida que los niños cumplen años, algo que depende del interés de los padres, de la personalidad del niño y también del presupuesto. Un cuarto atemporal se logra a través de colores neutros que no terminan de atarse a ningún estilo o temática. En general, son aquellos espacios de inspiración nórdica, donde predominan la sencillez, las líneas rectas y los colores suaves. "Lo que más se usa es que no sean de un solo estilo. Que haya una mezcla de estilos permite que el proyecto dure en el tiempo. Si te casás con un estilo, te condicionás a un periodo, y en un año tu cuarto pasa de moda", apunta Achard, de Estudio 1601.

Separados o todo en uno. Si de ideales se trata, los diseñadores de interiores prefieren que haya un espacio para cada actividad: uno para jugar y estudiar, otro para dormir. En las casas o apartamentos en los que no hay playroom, se puede elegir un rincón (aunque sea del living) para armarlo.

Ante ese escenario, Pita recomienda utilizar colores de la misma gama que los del living para que sea combinable, colocando una repisa para libros o cuadros para darle el toque de rincón infantil dentro de una sala de estar. "Siempre el rincón se puede armar", cuenta Pita, quien agrega que es cada vez más común que los abuelos contraten sus servicios para crear espacios para los nietos en sus casas.

Cuando no es posible, hay que lograr que convivan el homeschooling, el descanso y el juego. Para eso, Berruti aconseja delimitar zonas claras para cada actividad. Dice que más allá de los metros cuadrados, hay tres cosas que no pueden faltar: un escritorio para estudiar, preferentemente cerca de la ventana, una cama para descansar y una alfombra para jugar. Es en estos casos cuando se vuelve especialmente importante optimizar los espacios.

Un cuarto que estimula la creatividad es uno en el que hay espacio para expresarse libremente, en todo sentido. Son lugares despejados, con el mobiliario justo y necesario, superficies (como mesas) resistentes y de fácil limpieza. Algunos incluso agregan una pared de pizarra. Y aunque al final todo dependerá de la decisión y el interés de sus padres, los televisores nunca están recomendados en un cuarto infantil. "Desde el diseño, creo que no. Pero uno es diseñador y no un dictador de normas. La habitación es un lugar de descanso y creatividad, y la pantalla es lo contrario, es un niño pasivo, hipnotizado con contenido", señala Pita.